Tuesday, October 6, 2015

LOS HIDALGOS 1977 - AL PARAO



LOS HIDALGOS. Nombre de peculiar   acepción rioplatense  han elegido Wilson Prieto y Altamar Rosas para, con su norte, cumplir el tránsito de un canto sustancial. Porque en el mundo de habla hispana, hidalgo se llama al hombre de cuna y procederes nobles, al que hereda, sostiene y trasmite su alcurnia. Pero en estas tierras, donde la aventura del hombre se inicia con  el indio y el gaucho, este nombre   reitera la vigencia de Bartolomé, el primigenio cantor que en los fogones artiguistas templó sus bordonas terciando en ellas sus estrofas de cielito en las que cada verso era un mojón de fe en el pueblo oriental que rodeaba al patriarca.

 Alguien ha dicho que Hidalgo, más que un poeta, es una piedra fundamental, sobre la que se levanta toda una literatura que  - decimos nosotros  - integra  logros de ecos universales. Debemos agregar que este hecho de clara certeza, se mece en la misma cuna de heroicos sacrificios de nuestra  tierra oriental.

Y que las aristas de piedra son coplas de genuina esencia gauchesca, hermanas legítimas de aquellas “coplillas” que Concolorcorvo oyera cantar “a unos mozos llamados gauderios, al compás de una mala guitarrita  generalmente una tiple” en 1770.

     Hidalgo con el derecho legítimo de su tiempo y de su ser, fue el primero en ir a lo hondo del venero de un naciente cantar de pueblo; venero de aguas turbias – las primerizas de un pozo inaugural  --  con turbideces de rústicas disonancias, pero auspiciosa de puros y claros frescores.

     También de lo hondo de ese manantial quieren traer Prieto y Rosas sus cantares. Por eso, entonces, se llaman Los Hidalgos. Nombre que impone un rumbo de canto puro, limpio, de simple pero válida belleza. ¡¡Hermoso rumbo han elegido Los Hidalgos!!
 José María Obaldía (Gentileza de Diver, muchas gracias)

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